Confesiones de un Guitarrista Principiante

Los primeros pasos con la guitarra es algo que nunca se olvida. Seis cuerdas, un montón de trastes y una idea nada clara de lo que se puede hacer con eso. Pero tocas un cuerda y suena una nota, tocas la misma cuerda pero pisando algún traste, ¡y tenemos otra nota! Obvio, sí, pero a algunos esto nos pareció mágico.

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Al principio los caminos que se pueden tomar no son muchos: o te aprendes algunos acordes mayores, o intentas tocar la melodía de una canción fácil, en su momento se llevaba mucho empezar por Come as you are o por Stand by me. En mi caso, si me permitís la intimidad, fue el tema de Ben E. King; un puñado de notas, ocho a lo sumo, pero me llenaba de orgullo poder tocarla y lo hacía para todo aquel que me escuchase. No hacía ni dos días que tenía la guitarra y ya estaba tocando mi primera canción.

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Inventazo inútil

Pero no nos engañemos, no son todo alegrías. Te enfrentas a tus primeros acordes. Un Mi “sin problema”, un La “muy parecido, se hace bien”, un Sol “¡en serio me tienen que llegar los dedos ahí!”. Es inevitable pensar que los dedos no te van a llegar al último acorde que has aprendido, no te ves pisando en dos trastes tan lejanos… Pero se llega, siempre se llega: se mete la muñeca y se llega a todos los lados, da igual lo cortos que creas que son tus dedos.

Llegados a este punto todo es bastante agradecido, te has aprendido más de diez acordes: mayores, menores, alguna séptima… La pisada empieza a ser firme, hemos aprendido a no tocar las partes metálicas de los trastes, cada vez hay que hacer menos presión para sacar un sonido claro, nos hemos dado cuenta de que con pocos acordes podemos tocar un montón de canciones. Y más o menos por este momento conoceremos una técnica que pondrá a prueba nuestra paciencia: la cejilla. Pisar todas las cuerdas con un solo dedo. Al principio es como una especie de leyenda, si no fuera porque has visto como tu amigo la hacía te costaría creer que algo así se pudiera hacer (sobre todo el esquivo Fa). Pero por muy duro que parezca, al final suena, y lo hace con facilidad a lo largo de todo el mástil.

Hasta Jimi sufrió para hacer buenas cejillas.

Hasta Jimi sufrió para hacer buenas cejillas.

Vamos con otra cosa a la que tendremos que prestar mucha atención, sobre todo al principio. A algunos les sale natural y otros tenemos que practicarla más. Estoy hablando de los acentos, magia y maldición, pueden convertir un solo acorde en una animada canción, o hacer de una magnífica progresión algo soso y sin cuerpo. Tan sencillo como darle más fuerza a determinadas notas o rasgueos y marca la diferencia entre un tema sólido y algo monótono que cuesta reconocer como canción. Pero no hay de que preocuparse: empezaremos con ritmos fáciles bien marcados y el resto vendrá solo.

A estas alturas ya estamos bastante contentos de nuestros progresos, muchos nos dirán: “eso suena bastante bien”, y en ocasiones será cierto, pero cuidado, no nos confiemos, no queramos ir más allá de nuestras posibilidades, mantengámonos en un tema sólido, en el que estemos cómodos, seguros de lo que hacemos, muchas veces por querer ir más allá de lo que tenemos dominado, hacemos una interpretación peor. No hay prisa, con práctica llegaremos a hacer ese ritmo con tanto groove o ese solo veloz y vibrante que nos lleva locos.

Al tocar con amigos progresas una barbaridad.

Al tocar con amigos progresas una barbaridad.

Pues así en nuestra amiga la guitarra. Empezaremos por aprender que cuerdas tenemos que pisar para hacer nuestros acordes sonar, luego aprenderemos que muchas veces hay cuerdas que se tocan al aire o que no se tocan, y cuando creemos que lo sabemos todo aprenderemos que a veces las cuerdas se tocan sin pisarse para evitar que vibren ya que no queremos esa nota en nuestro acorde.

La guitarra es un instrumento muy agradecido: con poco tiempo que le dediques te da grandes alegrías, las canciones sonarán antes de que te des cuenta. Basta con tocar con confianza, sin querer ir demasiado rápido, practicar con regularidad, y lo más importante de todo, hay que pasárselo bien tocando. Jimi se lo pasaba de puta madre.

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Disfrutad a tope de la guitarra.

Un comentario en “Confesiones de un Guitarrista Principiante

  1. ZriXterZero

    Jajaja que buen artículo XD me acorde de mis inicios hace 3 años, mi primer «canción» que aprendí fue come as you are de Nirvana ….oooh sii, pura nostalgia me causo este artículo :´D. Y tienen mucha razón, nunca se deja de aprender, y creo que igual nunca es tarde para volver a cuestiones básicas…..Tengo que añadir que me encanto el final:
    «La guitarra es un instrumento muy agradecido: con poco tiempo que le dediques te da grandes alegrías, las canciones sonarán antes de que te des cuenta. Basta con tocar con confianza, sin querer ir demasiado rápido, practicar con regularidad, y lo más importante de todo, hay que pasárselo bien tocando. Jimi se lo pasaba de puta madre.»

    Excelente artículo amigos chachi´s lml…..Saludos desde México

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